jueves, 15 de agosto de 2013

Entérese de la dura realidad del sector inmobiliario mexicano

Alicia Segura vive hace cinco años en un pueblo fantasma. Su calle, atestada de casas muy pequeñas que parecen replicarse una y otra vez, está casi totalmente deshabitada. Parece que un cataclismo hubiera borrado la mayoría de sus vecinos. Pero no. La gente se ha ido, o nunca llegó a este fraccionamiento de interés social llamado La Trinidad, ubicado en Zumpango, estado de México, construido hace cinco años por la desarrolladora de viviendas Geo – Hogares Ideales.
En estos terrenos, donde hace poco se sembraban maíz, cebada, alfalfa, chile, jitomate y cebolla, grandes constructoras cambiaron en 10 años el paisaje. Los cultivos fueron reemplazados por inmensas unidades habitacionales. Para el 2021 el municipio proyectaba albergar 155.000 nuevas viviendas en un pueblo que apenas tiene 125.000 habitantes. La población de un país como Islandia habría cabido en estos fraccionamientos.



Sólo en este municipio del estado de México y sus alrededores hay 30.000 viviendas abandonadas. La situación es recurrente en toda la Republica mexicana, donde ya suman 5 millones las casas deshabitadas, según informó el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit).
José Carlos Ramírez, secretario de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (Sedatu), declaró que la mayor parte de las viviendas que han sido abandonadas se debe a que están alejadas y no tienen las características centrales de una ciudad: oferta de empleo, requerimientos sociales y productivos y las funciones urbanas que necesita una comunidad.
“Pagamos en transporte más de lo que pagamos de cuota de la hipoteca y no nos alcanza. Estamos pensando en regresar a Iztapalapa -una colonia en el oriente de la ciudad de México- y rentar”, confiesa Carlos Segura, el papá de Alicia y otras dos niñas. Todos los días tienen que viajar casi 4 horas para ir y volver a sus actividades en el DF.
Créditos impagables, asentamientos en zonas de alto riesgo ambiental, falta de servicios, son otras de las razones para que la gente deje atrás sus patrimonios. Y la inseguridad, que es la causa de mayor desplazamiento en estados azotados por la violencia, como Tamaulipas o Chihuahua.
Lo que sube como palma. Después de la crisis económica que vivió México en 1994, el sector de la vivienda fue uno de los elegidos por el gobierno de Ernesto Zedillo para impulsar la economía.
Empezaron así dos décadas de crecimiento acelerado para las desarrolladoras. Ara, Geo, Homex, Sare y Urbi apoyaron su consolidación en la política de subsidios a la vivienda que fomentaron los dos gobiernos sucesivos del Partido de Acción Nacional, PAN (2000 – 2012).
Durante estas administraciones se entregaron 4,4 millones de créditos por parte de Infonavit. Más del doble desde su fundación en 1972. “En la presidencia de Fox hubo una gran facilidad para construir viviendas, pues había posibilidades de acceder a créditos que antes no existían”, recuerda Carlos López Díaz de León, un proveedor de la industria.
“Las desarrolladoras crecieron a partir de la adquisición de reservas territoriales alejadas de las áreas urbanas que utilizaban como garantía para créditos puente. Las unidades habitacionales crecían separadas de las grandes ciudades bajo el supuesto de que la expansión urbana llegaría a esos desarrollos”, explica un estudio publicado por Standard and Poor´s.
Geo, Homex, Sare y Urbi empezaron a cotizar en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) entre 2003 y 2005 para sostener su vertiginoso crecimiento. Ara, a pesar de tener un comportamiento mucho más conservador, lo venía haciendo desde 1996. El índice bursátil “habita”, que agrupa estas empresas, crecía en el 2005 a un ritmo del 40% anual.
“Las políticas públicas de los gobiernos de Calderón y Fox estuvieron orientadas a producir créditos y eso se traducía en viviendas”, explica Arturo Ortiz, profesor de Urbanismo de la Universidad Iberoamericana y editor de la revista Ensamble, de arquitectura y diseño. “El país dejó la planeación en manos de los desarrolladores inmobiliarios que generaron un desastre que difícilmente podremos resolver. Lograron hacer ciudades sin condiciones ciudadanas”.

Baja como coco La demanda de casas nuevas en México cayó de 400.000 viviendas en 2008 a 200.000 en 2009, como resultado de la crisis financiera mundial, según datos del estudio de Standard and Poor´s. “Muchas personas ya no estaban dispuestas a comprar una casa nueva dadas las precarias condiciones de empleo y el acceso limitado a las hipotecas”.
De un momento a otro pareció que todo se derrumbaba para las constructoras de viviendas. El cambio mostraba una mayor movilidad de los segmentos de la población de bajos ingresos hacia las ciudades, donde estaban las fuentes de empleo. La proporción de compra de casas usadas y remodelaciones crece en comparación con la adquisición de casas nuevas. Según datos del Infonavit, el 90% de las hipotecas en 2004 se destinó a casas nuevas, mientras que en 2012 fue sólo el 48%.
En medio de este entorno las empresas siguieron teniendo “políticas financieras muy agresivas que derivaron en crecientes flujos de efectivo negativos y en deudas voluminosas”, explica Marco Medina, analista de Ve por Más, Casa de Bolsa.
La acumulación de inventarios, la falta de financiamiento por parte de los bancos y el desplome de la demanda derivaron en incumplimientos de las obligaciones financieras. Sólo el índice de apalancamiento de las tres principales desarrolladoras aumentó 4,7 veces en 2012 desde 1,5 en 2007, según datos de Standard and Poor´s.
Al primer trimestre de este año Geo disminuyó sus ventas en un 48%, Urbi en un 83% y Homex en un 38%. Las tres tienen en 2013 vencimientos de deuda por más de US$3.000 millones, según datos de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), y ya enfrentan demandas de más de 10 bancos tanto en Estados Unidos como en México. Actualmente se encuentran en procesos de reestructura y Geo logró hace pocos días un stand still por 90 días.
Las acciones de Urbi, por su parte, han perdido este año 76% de su valor, las de Geo 72% y las de Homex 60%. En el primer trimestre de 2013 el Ebitda de las compañías del sector se desplomó casi 50% y 83% en el caso de Geo. Las calificadoras de riesgo revisaron sus calificaciones al mínimo posible y, según analistas, pronto serán excluidas del grupo de las emisoras que integran el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de la Bolsa Mexicana de Valores.
“Las empresas enfrentan una situación complicada y deben enfocarse en resolver sus compromisos financieros mediante la reestructura y ser muy eficientes con la venta de activos para poder replantear el modelo de negocios”, señala el director de Análisis de Monex, Casa de Bolsa, Carlos González Tabares.
Según Medina, “los bancos frenaron el financiamiento, pero quieren negociar. Las empresas han desplazado el inventario a un ritmo lento; por lo tanto, al no mejorar su cobranza, tampoco cuentan con los recursos para seguir operando de manera idónea”.
Se adapta o se muere. El 10 de febrero pasado el gobierno federal anunció los puntos clave de su nueva política de vivienda y la creación de la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (Sedatu). “La entidad buscaría detener la expansión de las urbes y redensificar las ciudades. Tiene como objetivo establecer un modelo sostenible de desarrollo urbano y frenar el número de adjudicaciones derivadas de acreditados que abandonan sus casas en áreas aisladas”, explica el estudio de Standard and Poor´s. Ninguna es una buena noticia para las “vivienderas” en problemas.
El censo más reciente del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) indica que todavía hay un déficit de 9 millones de casas. El gobierno federal anunció que bajo su nueva política realizará 500.000 acciones de vivienda durante 2013.
“El sector en sí no está mal, los que están mal son los desarrolladores que no se han podido adaptar a las nuevas condiciones del mercado y la industria”, considera Marco Medina, analista de Ve por Más, Casa de Bolsa. “Los desarrolladores de menor tamaño podrían ganar participación gracias a sus modelos de negocio flexibles y a sus posiciones financieras más sanas”, explica.
Ara es un buen ejemplo. La empresa, fue criticada en la época de la bonanza por su comportamiento “conservador”. Hoy cuenta con las mejores calificaciones crediticias del sector por parte de Standard and Poor’s y Moody’s Investors Service, y se vislumbra como el líder del mercado acompañada de empresas como Javer, Ruba y Sadasi.
“Geo, Urbi y Homex tienen una probabilidad muy alta de que lleguen al concurso mercantil, aun con su proceso de reestructura de deuda”, dijo el director de Análisis de Monex, Casa de Bolsa, Carlos González Tabares
En los próximos días se espera el anuncio formal de la política de vivienda que entrará en vigor en 2014. Su presentación fue postergada debido a que la industria pidió tiempo para evaluar sus impactos y proponer modificaciones.
El futuro para Geo, Urbi y Homex no es claro. Tampoco el de la familia Segura, que sigue haciendo planes para no pasar gran parte de sus vidas dentro de un transporte público ineficiente, mientras sus deudas crecen.

Autor: Camilo Olarte

Fuente: http://www.americaeconomia.com/negocios-industrias/conozca-la-dura-realidad-del-sector-inmobiliario-mexicano 

 

Este fenómeno social, relacionado con el suelo y la vivienda, es una aberración en todos los sentidos, un despilfarro de recursos y una falta de respeto a los consumidores, la pregunta es: ¿Como diseñador Urbano crees poder superar el diseño típico de un conjunto de interés social que ha demostrado ser un fracaso? Se ha enfatizado el desacierto en la ubicación de un fraccionamiento de este tipo, como parte fundamental del fracaso, sin embargo como urbanista sabes que eso es una parte del problema pero hay mas, de hecho son todas las variables, todas las que en conjunto están dando estos productos de mala calidad, que no se vende o bien se ha abandonado,  ¿donde está el diseño urbano? ¿Que están haciendo los diseñadores urbanos? pregunto tal cosa porque en el colegio se enseña cómo hacer supuestamente bien las cosas, la responsabilidad y el trabajo que tiene un diseñador urbano para participar en la solución de este problema es fundamental, los arquitectos no tienen la misma formación de los diseñadores urbanos, pero eso no significa que estos desarrollos sean unos fracasos porque son diseñados por arquitectos, fracasarían del mismo modo si fueran diseñados por diseñadores urbanos, pues es el mismo sistema, la corrupción y la falta de ética lo que deriva en estos resultados, un fraccionamiento debe de ser diseñado como un proyecto de inversión, cada detalle debería de haber quedado estudiado y resuelto de modo creativo, de que nos sirve estudiar y ser creativos si los diseños van a ser repetitivos y simples, las viviendas de interés social han pasado a ser realmente el nuevo precarismo urbano, pues la autoconstrucción a pesar de todos sus problemas y contradicciones termina por ofrecer mejores condiciones de espacio que el limitado espacio de la vivienda de interés social.
Habría que revisar  si el margen de utilidades de los constructores les está dando suficiente o si están haciendo esto porque no tienen más alternativa, la adquisición de suelo barato ubicado en zonas periféricas desarticuladas del funcionamiento urbano existente es una grave falta, para lucrar exorbitantemente sobre la conversión de suelo periférico a suelo urbano de falsa calidad eso debería ser penalizado, debería estar prohibido, los recursos de los créditos del infonavit no salen de la nada ni son un favor hacia los trabajadores, es recurso que todos contribuimos para tenerlo, los recursos se deberían de optimizar y de cuidar.
La arquitectura como profesión ha sido prostituida y corrompida, a donde ha quedado la magnífica y noble labor del arquitecto como materializador de sueños, es una pena que un arquitecto sea el responsable directo de la generación de la nueva precariedad urbana de los fraccionamientos de interés social, es una lástima que teniendo tantos problemas urbanos que están fuera de nuestro control, estemos generando los problemas que han estado totalmente bajo control.

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